Situada en la encantadora Oirschot, la Basílica de San Pedro es un monumento de historia religiosa y esplendor arquitectónico. Como la segunda iglesia más antigua del pueblo, esta majestuosa basílica se encuentra junto a la antigua Iglesia de Santa María, cuya fundación se remonta al siglo VIII. Construida en 1268 para reemplazar a la pequeña iglesia de Santa María, la iglesia de San Pedro ha sufrido muchas transformaciones a lo largo de los siglos.
A pesar de contratiempos como incendios, rayos y daños de guerra, la iglesia ha logrado conservar su aspecto glorioso. Después de un incendio en 1462 y varias restauraciones, incluida una importante en 1887, la basílica ha logrado conservar su silueta distintiva, aunque sin la aguja de la torre de la iglesia que se perdió después de la caída de un rayo en 1627.
La iglesia también ha tenido giros y vueltas históricas, como el período entre 1648 y 1799 cuando sirvió como iglesia protestante. Después de este período, los católicos se reunificaron y la iglesia se sometió a una restauración completa. Sin embargo, la tumultuosa historia de la Basílica de San Pedro no le ha impedido perder su esplendor. En 2013, la basílica recibió el prestigioso título honorífico de basílica por sus tesoros sagrados y su importancia histórica.
Una de las características más llamativas de la basílica es su imponente glockenspiel, uno de los más grandes de los Países Bajos. El sonido de las campanas llena el aire de una melodía serena, hipnotizando a los visitantes con sus sonidos sonoros.
Declarada monumento nacional desde 1966, la Basílica de San Pedro sigue siendo un dechado de esplendor histórico y una fuente de inspiración para los creyentes, así como para los amantes de la arquitectura y la historia.
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